jueves, 24 de noviembre de 2011

Las profecías de los hadices acerca del destino del Islam


Las profecías de los hadices
 En muchas de sus declaraciones el profeta Mahoma advirtió de que su pue­blo, su comunidad, caería en la decadencia, ya que los seres humanos sólo serían musulmanes de palabra, mientras que cometerían los mismos deli­tos que otros habían cometido antes que ellos. Textualmente dice:  Llegará para mi umma un tiempo de desgracias en el que los hombres acudirán a sus teólogos en busca de guía, pero los encontrarán como cer­dos y monos. 59 (Kanzul Ammal)

Puerta de la Basílica del Pilar, alusión al "Dies Irae"

Hazrat Alí, que más adelante llegaría a ser cuarto califa, cuenta que el santo profeta dijo: Pronto llegará un tiempo en el que del Islam no quedará más que el sim­ple nombre. Nada quedará del Corán más que sus palabras. Las mezqui­tas estarán llenas de devotos, pero éstos estarán privados de la orienta­ción divina. Los sabios religiosos de ese tiempo serán las peores criaturas (de la tierra) bajo el cielo. La corrupción procederá de ellos, y a ellos vol­verá. (Mishkat, Kitabul Ilm)
El santo profeta dijo: «Pronto desaparecerá del mundo el saber (reli­gioso), hasta que ya no quede nadie que comprenda las palabras de la sabiduría y la inteligencia (del Corán)». Sus seguidores le preguntaron cómo podía ocurrir, si el Corán estaba con ellos, y ellos lo entregarían a sus descendientes. El santo profeta respondió: «¿Acaso los cristianos no tienen la Biblia y la Tora? ¿Y qué provecho extraen de ellas?» (Asad­ul-Ghabah)

El lapso de tiempo durante el cual se prolongó la época dorada del Is­lam también fue delimitado con mucha precisión por el profeta Mahoma: «El santo profeta dijo: "Los signos (de la caída) aparecerán después de dos­cientos años".»
Aun así, también transmitió la noticia de que Dios siempre se ocupa­ría de que los musulmanes tuviesen una guía, enviando reformadores:

El santo profeta dijo: «A comienzos de cada siglo Alá enviará un mujad­did (reformador) para su umma, que limpiará su religión (de impurezas) y la reformará». (Mishkat, Kitabul Ilm; Abu Dawud, Kitabul Malaham)
Una sentencia que describe el lento proceso de atrofia en el que entrará el Islam con las siguientes palabras:

El santo profeta dijo: «Alá no privará a los seres humanos del conoci­miento de manera repentina. Lo que ocurrirá es que cuando un sabio muera, no habrá ninguno que lo sustituya. Los hombres elegirán como sus jefes a personas ignorantes y les pedirán que solucionen sus proble­mas. Éstos los guiarán sin siquiera conocer (el Islam). De este modo los jefes irán mal encaminados y guiarán erróneamente a los hombres.» (Buk­hari, Kitabul Ilm)

Naturalmente, los pensamientos del Profeta, que se preocupaba por el destino de su pueblo, giraban en torno a un tiempo en el que el Islam vol­vería a florecer. Esa época corresponde al lapso de tiempo en el que ten­dría lugar el juicio final (Qiama). Si consideramos la sentencia que dice que los primeros signos al respecto aparecerían doscientos años después del Profeta y tenemos en cuenta la afirmación hecha por éste de que Alá enviaría al Mahdi transcurridos otros mil doscientos cuarenta años (An Naj­mussaqib), llegamos a nuestra época: mil cuatrocientos cuarenta años des­pués del Profeta, que vivió en el siglo VII. Podemos encontrar una gran can­tidad de sentencias relativas a la situación de la tierra en el momento del «resurgimiento». Así: El santo profeta dijo: «Cuando el margen de confianza sea defraudado, (tendréis que) esperar a la "siembra" (tiempo prometido, juicio final)». Cuando le preguntaron cómo se defraudaría el margen de confianza, el santo profeta respondió: «Cuando se nombre para ocupar cargos a aque­llos que no lo merecen y que no tienen la capacidad necesaria para eje­cutar (correctamente) su función. En ese tiempo deberéis esperar a la "siembra" (tiempo del castigo).» (Bukhari, Kitabul Ilm)

Teniendo en cuenta la corrupción creciente de los políticos de todas par­tes del mundo, no nos queda más remedio que pensar que este signo del fin de los tiempos ya ha aparecido.  

Probablemente la desaparición de la sabiduría se refiera a la ausencia de saber religioso y de una comprensión correcta de las cuestiones espiri­tuales. Aparecerá una gran cantidad de personas que afirmarán tener co­nocimientos acerca de las cosas del espíritu, pero en realidad no será más que «estupidez».  
Abu Huraira relató que el santo profeta había dicho: «La destrucción de mi pueblo se producirá a manos de los jovénes (de la tribu) de los Qurays (una de las tribus árabes de la Meca)». (Bukhari)

Y también: Thauban relató que el santo profeta había dicho: «Para mi pueblo sólo temo a los jefes que guían equivocadamente a los seres humanos, puesto que cuando mis seguidores usen la espada, no volverán a envainarla hasta el día del resurgimiento». (Abu Dawud y Tirmidhi)

 De entre los signos de los últimos días, el suceso más terrible es la aparición del Dajjal. De acuerdo con los hadi­ces, ha habido varios Dajjals, es decir, individuos que personifican el mal, o poderes que se apoyan en el materialismo egoísta. Leamos seis hadices a este respecto:

Imran bin Husain relató que había oído decir al santo profeta: «Entre la creación de Adán y la llegada de la última "Hora" no hay ningún otro asunto más importante que el Dajjal». (Muslim)

Abdallah relató que el santo profeta había dicho: «Alá no se oculta ante vosotros, Alá el Grande no es tuerto, pero el Anticristo es ciego del ojo derecho, su ojo parece una uva hinchada». (Bukhari y Muslim)
Anas relató que el santo profeta había dicho: «No hay profeta que no haya alertado a su pueblo del embustero tuerto. Yo os digo que es tuerto, pero vuestro Señor no es tuerto. En su frente tiene (grabadas) las letras K, F, R. (Kafir)» (Bukhari y Muslim)


Abu Huraira relató que el santo profeta había dicho: «Dejadme que os diga acerca del Dajjal algo que todavía ningún profeta ha comunicado a su pueblo. Es tuerto y traerá algo parecido a un paraíso y un infierno, pero a lo que él llamará paraíso será el infierno. Yo os advierto, igual que Noé advirtió de él a su pueblo.» (Bukhari y Muslim)

Hudhaifa relató que el santo profeta había dicho: «Aparecerá el Dajjal y traerá consigo fuego y agua, y lo que a la humanidad le parecerá agua, será fuego ardiente, y lo que percibirán como fuego, será agua fría y dulce. Si alguno de vosotros llega a vivir hasta ese momento, debe saltar al fuego, porque es agua dulce y fresca.» (Bukhari y Muslim)

Muslim dice también: «El Dajjal tendrá un ojo nublado, cubierto por una película áspera, y en su frente estará escrito Kafir (incrédulo). Cualquier musulmán podrá leerlo, sepa o no leer y escribir.»


 La afirmación de que el Dajjal es tuerto, puede sig­nificar que sólo conocerá una parte de la vida, en concreto la razón y lo mate­rial. Será ciego ante la verdad espiritual de la Fe. Uno de sus ojos podrá ver con agudeza, lo que significa que a través de él se alcanzarán innume­rables conquistas materiales   Otro hadiz dice que devolverá la vida a camellos y a hombres muertos.   
  Las letras K F R (es decir, Kafir, 1a palabra árabe para incrédulo) serán una parte enor­memente importante de su pensamiento. El hombre moderno, que se tiene por ilustrado, negará la existencia de Dios y hará de la propagación del ateísmo su principio más importante. La indicación de que todos los musulmanes po­drán leer esa palabra es un indicio de que su pertenencia nominal al Islam en realidad será «falta de fe», porque no llevarán a la práctica la sabiduría del Corán y se orientarán por las interpretaciones externas.
 El Dajjal  puede personalizarse en  algún gobernante, pero posíblemente Se refiera a un prin­cipio con diversos niveles que se podría caracterizar por  valorar la ha­bilidad material, la pompa mundana y por declarar enunciados falsos acerca de la ver­dad espiritual. Este será derrotado por la segunda venida de Jesús, hijo de la Virgen María.

Hay otros  signos referentes a las circunstan­cias del «día prometido» mencionados por los hadices. Por ejemplo:

Hazrat Abu Saeed Khidri transmite que el santo profeta ha dicho: «Lle­gará la gran revolución, cuando los animales se comuniquen con los hom­bres y cuando el hombre hable con el extremo de su bastón y con sus cordones, y sus piernas le cuenten todo lo ocurrido en su ausencia. (Tir­midhi)

Hay actualmente estudios centrados en comunicarse con monos y delfines.  Sobre  el “extremo del bastón” , puede hacer re­ferencia a los modernos medios de comunicación.