La Máquina de Antikitera
De acuerdo a los estudios iniciales llevados a cabo por Derek Price, historiador de la Universidad de Yale, el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más 'inteligente'.
Parece ser que, hace casi cien años, unos buzos exploraban un naufragio de una galera frente a la isla de Antikitera en el mar Egeo. Además de estatuas de mármol y bronce; ánforas, jarrones y otras piezas, encontraron ese pequeño objeto que apenas destacaba entonces y que hoy es el más importante de todos ellos.
Tales de Mileto (624 a.C. - 546 a.C): Predijo el eclipse solar del año 585 a.C., utilizando el Saros.
La construcción de esta máquina nos dispone a estimar claramente la importancia que tenían los ciclos astronómicos entre los antiguos griegos. Los ciclos astronómicos que se han estimado como de mayor importancia entre las culturas tradicionales, son los ciclos de eclipse o “Ciclos de Saros”. Este periódo me ha parecido ver expresado claramente en la iconografía de la Basílica del Pilar.
Relaciones
El mecanismo de Antiquitera es un artefacto mecánico primitivo. Fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Antikitera, entre Citera y Creta, y datada en el siglo II aC.
Se trataría del primer mecanismo de engranajes conocido, y habría sido diseñado para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo a las reconstrucciones realizadas, se trataría de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos previamente son del siglo XVI. De esta manera se suele considerar como un objeto que no corresponde a ese tiempo según nuestras suposiciones, y que podría transformar nuestra percepción del mundo antiguo
Otro equipo internacional ha desentrañado los secretos del mecanismo de este reloj astronómico de 2.000 años de antigüedad.
Mike Edmunds profesor de la Escuela de Física y Astronomía, y el Dr. Tony Freeth, matemático, de la Universidad de Cardiff, dirigieron el equipo que estudió el funcionamiento del Mecanismo de Antikitera. En el trabajo participaron el Museo Arqueológico Nacional de Atenas y las Universidades de Atenas y Tesalónica.
Comprendía una caja rota de madera y bronce que albergaba más de 30 engranajes. Arqueólogos y otros científicos han estado intentando reconstruirlo desde entonces.
La nueva investigación sugiere que es mucho más sofisticado de lo que cualquiera había supuesto previamente.
El trabajo detallado realizado sobre los engranajes muestra que el mecanismo era capaz de seguir los movimientos astronómicos con notable precisión. La calculadora pudo reproducir los movimientos de la Luna y del Sol a través del Zodíaco, predecir eclipses, e incluso, recrear la órbita irregular de la luna. El equipo cree que también pudo haber predicho las posiciones de algunos planetas o incluso de todos los conocidos en la época.
Los resultados sugieren que la tecnología griega fue mucho más avanzada que lo estimado previamente.
El profesor Edmunds recalca la fascinación que la máquina ha ejercido sobre los científicos modernos. "Este dispositivo simplemente es extraordinario. Es algo único en su género. El diseño es magnífico, sus cálculos astronómicos son de una precisión admirable. La manera en que fue diseñada la mecánica nos deja atónitos. Quienquiera que haya hecho esto, lo hizo sumamente bien".
El mecanismo consta de unas 80 piezas y se encuentra guardado en condiciones controladas con extremo cuidado en Atenas. Recrear su funcionamiento fue un proceso difícil, e involucró a astrónomos, matemáticos, expertos en computación, analistas de escritura y expertos en conservación.
Los investigadores parecen haber construido un modelo por ordenador del funcionamiento de la máquina y una réplica funcional. Por lo que se refiere a su valor histórico y a su carácter extraordinario
Hasta 1955 nadie quiso darse cuenta de que la pieza podía albergar un secreto que había esquivado el paso de veinte siglos sumergidos en aguas del Mediterráneo. El arqueólogo Dereck de Solla Price fue el responsable de desvelar la verdadera dimensión del objeto. Lo limpió y le extrajo las impurezas atrapadas por la agresiva acción del mar en el seno del Egeo y se encontró con lo que hoy es, sin ningún género de dudas, el mecanismo de relojería y astronómico más complejo de la antigüedad.
La máquina es pequeña aunque sus detalles están trabajados con gran precisión. Cuenta con una rueda dentada principal de 240 dientes, y otras cuarenta que armoniosamente engarzan entre sí. Todo el conjunto está unido sobre nueve escalas móviles y tres ejes. Y lo más inquietante, sorprendente y enigmático: la máquina ha sido troquelada sobre una única placa de bronce de dos milímetros de espesor.
Este un reloj mecánico, astronómicamente perfecto y preciso que hasta la época moderna no ha podido obtenerse una máquina similar
La conocida publicación científica Scientific American lo dijo en su momento: "Este hallazgo nos obliga a revisar nuestros conocimientos sobre la historia de la ciencia."
Reconstrucción con "Lego"
Este artefacto está calificado por los expertos como un OOPART, acrónimo anglosajón que significa "Objeto fuera de su tiempo". De este modo se denominan aquellos restos arqueológicos que, por la tecnología empleada en confeccionarlos o por los conocimientos que de ellos se derivan, no encajan con la fecha en la que han sido datados
El equipo de investigación también fue capaz de descifrar todos los nombres de los meses del año a pesar de la corrosión que en gran medida tenían los fragmentos del llamado Mecanismo de Antikitera, proporcionando la primera prueba concreta de que un régimen astronómico ideado por el astrónomo griego Gémino de Rodas fué puesto en práctica.
Desmenuzar los nombres de los meses fue "un logro realmente espectacular", dijo el historiador de ciencias François Charette, de la Universidad Ludwig Maximilians de Munich, Alemania, quien no participó en la investigación. Los historiadores "hasta ahora habían dudado de que este ordenador haya sido utilizado realmente en la vida civil, pero las pruebas del Mecanismo de Antikitera ahora demuestran que estaban equivocados", dijo.
La inclusión de los datos sobre los Juegos Olímpicos griegos en lo que ahora se llama el "Marcador Olímpico" del mecanismo, fue una sorpresa para los investigadores porque las fechas de los antiguos Juegos Olímpicos, que se celebraban cada 4 veranos, desde el 776 a.C. al 393 d.C., habría sido bien conocida por la población, así como las fechas de los modernos Juegos Olímpicos se conocen ahora.
"La inclusión del marcador olímpico dice más acerca de la importancia cultural de los Juegos que su avanzada tecnología", dijo Tony Freeth de Images First Ltd. en Londres, quien fue miembro del equipo de investigación que reportó los resultados en la revista Nature.
Se cree que esta máquina fue hecha alrededor del año 100 a.C. Su objetivo constituyó un misterio por más de 100 años a partir de su descubrimiento, pero en el 2006, los investigadores usaron una masiva máquina de tomografía de rayos X, similar a la utilizada para realizar tomografías computarizadas en seres humanos, para examinar los fragmentos de la antigua calculadora, los cuales se encontraban muy incrustados unos con otros.
Estructura interna del mecanismo de Antikitera.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el dispositivo contenía originalmente 37 engranajes los cuales conformaban una computadora astronómica. Dos diales en la parte frontal muestran el zodíaco y un calendario de los días del año, que se puede ajustar para los años bisiestos. Punteros de metal muestran las posiciones en el zodíaco del sol, la luna y los cinco planetas conocidos en la antigüedad. Dos diales de espiral en la parte posterior del mecanismo muestran los ciclos de la luna, con los que se podían predecir los eclipses.
Utilizando computadoras más potentes para analizar los datos de las tomografías, Freeth, Edmunds y sus colegas, fueron capaces de descifrar los nombres de los 12 meses, así como la identificación de varios nombres de los juegos griegos. Los nombres de los meses indican que el dispositivo probablemente no era procedente de Rodas, como anteriormente se había pensado, posiblemente procede de Corinto o de una de sus colonias, como Siracusa - hogar del famoso astrónomo Arquímedes, quien vivió un siglo antes de que el dispositivo fuera hecho. Juzgando por siete de los nombres de los meses habría un posible vínculo con Siracusa.
El calendario o ciclo metónico que se había utilizado tenía meses de 30 días, con un día omitido cada 64 días para tener la longitud correcta del promedio de meses contenidos durante todo el ciclo metónico de 19 años. La clave para descubrir el marcador olímpico fue el descubrimiento de las palabras "Nemea", "Isthmia", "Pythia" y "Olympia". La primera referencia son los Juegos Nemeos, uno de los eventos que formaba parte de los Juegos Panhelénicos, que incluían los Juegos Istmicos, los Juegos Píticos y los Juegos Olímpicos.
La construcción de esta máquina nos dispone a estimar claramente la importancia que tenían los ciclos astronómicos entre los antiguos griegos. Los ciclos astronómicos que se han estimado como de mayor importancia entre las culturas tradicionales, son los ciclos de eclipse o “Ciclos de Saros”. Este periódo me ha parecido ver expresado claramente en la iconografía de la Basílica del Pilar.
La dinámica de los eclipses es conocida desde la antigüedad, casi todas las sociedades los han observado y registrado, pero los cálculos de los caldeos de la antigua Mesopotamia es uno de los conocimientos que han perdurado y que la astronomía moderna todavía utiliza.
Dicho cálculo ciclico temporal es el llamado “ Ciclo de Saros”. Por definición un saros son 223 meses sinódicos (periodo de una Luna nueva a la siguiente). Conocido desde hace miles de años, es una manera de predecir futuros eclipses.
Cada saros calcula la posición que la Tierra y la luna poseen luego de 6,585.32 días, es decir 18 años con 10 u 11 días. un período caldeo de 223 lunas. En ese período de tiempo ambos cuerpos coinciden en un punto de su órbita llamado nodo y es ahí que se produce un eclipse.
De hecho el eclipse se repite exactamente igual una y otra vez cada 18 años, el único elemento cambiante lo produce la rotación terrestre, la cual hace que el eclipse se observe 120 grados más hacia el oeste.
El ciclo Saros también calcula eclipses solares totales y anulares. Cada ciclo saros posee 42 eclipses de sol y 42 eclipses de luna, de los cuales 14 son lunares parciales, 14 son apenas eclipses penumbrales y 14 eclipses totales.
La referencia que he apuntado entre estos "Ciclos de Saros" y la Basílica del Pilar, está asentada en la constatación de la presencia del número 42, cifrada de diferentes formas entre la iconografía del templo. Para más información sobre este dato mirar: http://ahaba-abulafia.blogspot.com/2010/01/vestigios-taoistas-en-la-basilica-del.html.
En la Santa Capilla de la Basílica del Pilar está presente Beda el Venerable (673-735) doctor de la Iglesia que estudió estos ciclos con interés. La cosmología de Beda está expuesta en su De Rerum Natura, y De Temporibus, tratado que nos interesa especialmente por citar los ciclos de Saros, relacionados con el número 42 y el calendario metónico, usado todavía por los judíos, en cuyo calendario, cada mes comienza en o cerca de la Luna. El interés principal que tuvo Beda por los ciclos solilunares de Saros, fue porque son determinantes en el cálculo de la fecha de Pascua. Los astrónomos han ido intentando mejoras en la técnica de cálculo desde el comienzo del siglo VIII, cuando Beda creó su cronología y su «cálculo con los dedos».
Este ciclo de 42 eclipses está insinuado en la escritura sagrada. Más especialmente en el Apocalipsis y en Daniel.
El número de Daniel es el 1260; cuatro veces el número cíclico de 315 años que el conocido astrónomo De Cheseaux había descubierto. Según el redescubrimiento de este astrónomo, tras este ciclo de 315 años, el Sol y la Luna vuelven con una diferencia de 7 u 8 minutos de arco al mismo punto del ciclo de donde partieron.
Siendo 315 una cuarta parte de 1260, De Cheseaux dedujo de ello que el período de 1.260 años debía ser también un ciclo luni-solar. En efecto, después de 1.260 años julianos, el Sol y la Luna vuelven, con una diferencia de medio grado, al mismo punto de la eclíptica.
De esta forma cualquiera que sea la significación intrínseca de la profecía de Daniel y otros textos bíblicos, los números que intervienen en ella corresponden a un ciclo astronómico extraordinariamente perfecto, y ese ciclo era presumiblemente conocido para los hebreos de la época.
Enlace a más información en la red: http://www.lapizarradeyuri.com/2011/03/05/el-mecanismo-de-anticitera/
Enlace a más información en la red: http://www.lapizarradeyuri.com/2011/03/05/el-mecanismo-de-anticitera/
Vídeos sobre esta máquina:
http://www.youtube.com/watch?v=RLPVCJjTNgk
http://www.youtube.com/watch?v=L1CuR29OajI
http://www.youtube.com/watch?v=MqhuAnySPZ0
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