Sabemos
que Edipo, el único que logró desvelar el misterio de la Esfinge, era
cojo. Así como la ceguera muy a
menudo acompaña a la videncia, la cojera mitológica a menudo acompaña también a
la capacidad de llegar más lejos en ciertas cualidades, y a menudo éstas son
precisamente, como ya sospechábamos, las mentales y espirituales.
Se
trata de la cuestión del sacrificio: quien muere a lo sensual, renace a lo
espiritual. Robert Johnson, cuenta
en su libro Equilibrio entre el Cielo y la Tierra, autobiográfico, como a
través de un accidente que le seccionó una pierna, tuvo su primer contacto con
el Mundo Dorado, la altura celestial.
Saturno como imagen de un riguroso maestro, se representa como cojo. La
cojera como toda merma física es en efecto una limitación, y quizás por eso se le representa
malhumorado, por todo lo que se obliga y obliga a abandonar y perder.
En
la historia bíblica de Jacob. Este se le llamó Israel después de la lucha que
llevó a cabo en el vado contra el Ángel, el varón, la que le concedió su título
y legitimidad patriarcal. El Ángel le secó el muslo a Jacob, y de ahí en más,
el patriarca fue cojo.
La
heroicidad hay que demostrarla tras muchas rivalidades, es un asunto de
competitividad, tras el que se esconde el obstáculo probatorio de Saturno.
En
literatura son cojos Asmodeo, el protagonista de El diablo cojuelo del español
Luis Vélez de Guevara (1641) y el mismo Mefistófeles en el Fausto de Goethe
(1808).
Aquí “el diablo cojuelo”, es el que impone el
reto, inflinge sacrificios, y es parte de, como Mefistófeles, de aquella fuerza que
quiere el mal y acaba, a veces, haciendo el bien.
El
inmortal Li Tieguai era tullido,
los herboristas y sanadores en general tienen a Li como patrón gracias a sus poderes curativos, de ahí que su imagen adorne a menudo
sus tiendas.
Otro
taoista que padecia una cojera era Yu el Grande, este es un legendario chamán
que vivió durante las primeras dinastías chinas, aproximadamente unos 2000 años
a.C. Se cuenta que para acabar con los continuos desbordamientos del Río
Amarillo, se cuenta que Yu le hizo la ofrenda de su cabello y sus uñas,
símbolos de su fuerza y de su nobleza..
Tras su consagración al dios del río, la mitad
izquierda de su cuerpo quedó paralizada y su cara se volvió de color negro, que
estaba, en la antigua simbología china, asociado al agua. Yu se dedicó luego a
recorrer las orillas del Río Amarillo, excavó desfiladeros, abrió canales, etc.
De alguna manera Yu, tenía la
misión de hacer del mundo un lugar adecuado para los hombres. Dividió el
territorio en nueve provincias. La forma de andar particular de Yu, adelantando
el pie derecho y luego el izquierdo hasta la misma altura, dio origen al famoso
“paso de Yu”, danza mágica que los taoístas emplearon durante mucho tiempo para
alejar a los malos espíritus.
El Paso de Yu lleva al danzante hacia el cielo. En esta danza existen pasos que
trazan la forma de la Osa Mayor y que permite transportar al danzante hasta las
estrellas de la Osa Mayor. En el dibujo de la danza espiral el danzante
comienza por la parte exterior y va dirigiéndose hacia el centro de la espiral,
viajando hasta la Estrella Polar y las estrellas de la Osa Mayor. Este es el Método
para recorrer el dibujo de la Tierra y volar a través de la red Celestial.
Diagrama
de "Los Pasos de Yu"
1)
En el diagrama vemos a la derecha el dibujo llamado "Peldaños de la
Escalera Celeste" mediante el cual el danzante se elevaba hasta el Cielo
2)
El diseño de la parte inferior forma la "Fanega del Norte" u Osa
Mayor (mediante el cual el danzante llega a las estrellas de esa constelación)
3)
El diseño central en forma de espiral es el sendero que debe seguir el
danzante (inicia su viaje en la parte exterior del círculo y recorriendo
un camino en espiral va hacia el centro, hacia la Estrella Polar y
las estrellas de la Osa Mayor
4)
El texto en caracteres chinos del diagrama dice:" Método para recorrer el
dibujo de la Tierra y volar a través de la red Celestial"
Se dice que Yu vio saliendo del río una tortuga que llevaba sobre su concha el
Bagua del Cielo Posterior, el cual describía la naturaleza del flujo y el
cambio en el universo. Este esquema o patrón se convertiría con el tiempo en la
base de las artes adivinatorias de China."
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