En la Basílica del Pilar de Zaragoza, sobre la Santa Capilla hay una escultura de Beda el Venerable.
Entre los escritos científicos de Beda tomemos el capítulo “De computo uel loquela digitorum” perteneciente a su obra De temporum Ratione en el que se ocupa del lenguaje de los dedos, esto es, del cálculo aritmético por medio de los dedos de la mano.
El monje anglosajón presenta un sistema de representación de los números y esboza además un código manual para establecer mensajes cifrados. La difusión que de este sistema de representación hizo que Beda el Venerable, sea un modelo a seguir quizás para el zaragozano Juan Pablo Bonet (1573-1632), inventor del primer alfabeto para sordos en 1620
y para el también zaragozano Goya.
Este dibujó una lámina, titulada “Las cifras de la mano, en 1812” en la residencia de los duques de Alba.
Era un dibujo pedagógico para enseñar a comunicarse con las manos.
Relacionado con este lenguaje digital añado unos textos curiosos sobre el uso de este sistema entre los árabes.
Los juristas o fuquha, que entre sus fuciones está la reglamentación del culto y ritual, han comentado sobre la dactilonomía a propósito del rezo de la profesión de fe, que según la regla tradicional, el orante coloca su mano derecha sobre el muslo cuando se sienta para el tashahud y forma el número 53.
Es decir que en la plegaria en la que el creyente musulmán reconoce la unicidad de Alá, levantando el índice, con los demás dedos plegados.
Añado otro ejemplo para calibrar cuán corriente fue la dactilonomía y que permitía sutilezas que eran apreciadas por los lectores de la época.
«Un poeta se mostró muy sutil al decir en un epigrama contra un bello adolescente [llamado Khálid]: "¡Khálid partió con una fortuna de 90 dirhams y a su regreso sólo le quedaba un tercio!"».
Bajo su aspecto aparentemente inocente, tal alusión no es sino un ataque avieso y sutil sugiriendo que el mencionado Khálid era homosexual. «¡El poeta quiere decir», explica Ahmad al Barbir, «que el tal Khálid salía estrecho y volvía tan ancho!»
El número 90 (en árabe, tisun) se usó frecuentemente con ese simbolismo para designar el ano y nuestras partes carnales.
Curiosamente, dicha manera de contar ha resurgido en la época moderna con el desarrollo de la informática, donde se habla a menudo de cálculo digital.
Aunque tal cálculo no se efectúa con los dedos, existe una relación evidente, al menos desde el plano etimológico, entre esa expresión y la gestualidad pre cedente.
Gestualidad, según hemos visto, que permitía representar las unidades simples mediante los dedos y las decenas mediante sus articulaciones, por lo cual las palabras digiti («los dedos») y articuli («las articulaciones») vinieron a designar, en la Edad Media, las unidades simples y las decenas.
De digiti provienen la palabra inglesa digit, en el sentido de «cifra», y la expresión digit calculation, que significa desde entonces «cálculo por medio de cifras». Tras el desarrollo de los ordenadores, el sentido de tal expresión se extendió a todo «método de tratamiento de información en que se la repre senta por una magnitud física variable y discreta, es decir, compuesta por unidades físicamente distintas, y expresable mediante cifras y otros diversos símbolos»
Es curioso que en Zaragoza encontremos tantos vínculos a todo lo concerniente al “sistema digital” como el formado por líneas contínuas y discontínuas que conforman el número 101010, en sistema binario. Sistema numérico utilizado por los ordenadores. Esta forma "digital" representa al número 42.
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