La Mole Antonelliana
Turín, la capital del Piamonte, cuna de la Italia laicista, tiene fama de ser «la ciudad de Satanás», por la simbología masónica de su más célebre edificio, la Mole Antonelliana, y por que las sectas satánicas la consideran uno de los vértices del triángulo infernal, que formaría con Londres y San Francisco.
Turín también se caracteriza por guardar la mayor reliquia de la cristiandad, me refiero a la "Santa Sindone". Siempre se ha dicho que los lugares santos son los más atacados por los demonios. Es también curioso que de alguna manera intente parecerse, arquitectónicamente, a la capilla que la protege, es decir La Santa Capilla de la Sindone.
La Mole Antonelliana es el edificio emblemático de Turín, pertenece a la arquitectura ochocentista y es obra del arquitecto Alessandro Antonelli. La Mole, como ha venido siendo llamada por los turineses, empieza su historia en el 1862 cuando la comunidad hebrea de Turín decide construir una sinagoga para celebrar la emancipación concedida por el Rey Carlos Alberto de Cerdeña mediante el llamado Estatuto Albertino. Para hacernos una idea del ambiente político, en 1855 fueron abolidas del Reino de Cerdeña muchas órdenes religiosas como los agustinos, carmelitas, cartujos, cistercienses, capuchinos, dominicos y benedictinos, declaradas "nulas de toda utilidad social" y sus edificios fueron expropiados.
En principio fue diseñada para ser una sinagoga judía como símbolo de la libertad y la tolerancia religiosa que había sido garantizada a los grupos no-católicos. Sin embargo, la relación entre Antonelli y la comunidad judía no era buena. El arquitecto propuso una serie de modificaciones al diseño original elevando la altura del domo en 47 m, alcanzando los 113 m. De tal manera que la sinagoga de Turín sería la más grande de Italia y la más alta de Europa Estos cambios, que provocaron un aumento en los costos y en el tiempo de construcción previstos originalmente no les gustó a la comunidad judía, que detuvieron la construcción en 1869 dejando un techo provisional.
En 1873, la ciudad de Turín intercambió un nuevo terreno para construir una sinagoga a cambio de la Mole Antonelliana, que sería dedicada al Rey Víctor Manuel II. Así, Antonelli pudo retomar las obras aumentando la altura del domo hasta los 167 m.
Para eso Antonelli convenció al Consejo Comunal de Turín para que aprobase las modificaciones que llevarían la construcción hasta los 167 m. definitivos, previendo colocar encima de la punta un ángel. Con estas últimas decisiones se iniciaron la mayoría de los fallos técnicos de la Mole; las estructuras que habían sido dimensionadas con gran atención por el proyecto primitivo resultaron insuficientes.
De tal manera que la vida de la Mole Antonelliana no ha disfrutado nunca de estabilidad. Durante su construcción, el terremoto de 1887 obligó a modificar el proyecto para consolidarlo. El ángel colocado a la punta del monumento fue abatido durante el temporal en 1904, y fue sustituido por una estrella de borde de cuatro metros de diámetro. Actualmente, el ángel se puede ver en su interior.
La Mole Antonelliana es un símbolo de la ciudad de Turín. Su imagen aparece en los reversos de las monedas de dos céntimos de euro producidas en el país.
(Serie de Fibonacci en números luminiscentes)
En la actualidad, la Mole Antonelliana alberga en su interior desde el año 2000 y distribuido en un espacio de 5 pisos el Museo Nazionale del Cinema, un museo dedicado a la historia del cine considerado como el más importante del país. Además, ofrece la posibilidad de ascender hasta lo alto del edificio mediante un elevador instalado en el centro del mismo para disfrutar de una panorámica de la propia ciudad de Turín. Desde allí y sobretodo en los días de cielo claro, se goza de una magnífica vista de la ciudad y como fondo se ven los colosales Alpes.
Alrrededor de estas líneas vemos dos pagodas o stupas orientales, para poder compararlas, tanto con la Mole Antonelliana como con la cúpula de la Capilla de la Santa Sindone
Un aspecto importante en el diseño de la obra y que la hace sucesora de la Capilla de la Santa Sindone es su extraordinario parecido con las estupas budistas. Como podemos apreciar en las fotos adjuntas.
P. D. Entre 1915 y 1918, El famoso marxista italiano Gramsci escribió una columna en el periódico Avanti de la ciudad de Turín. Su columna se tituló “Bajo la Mole”, en alusión a la Mole Antonelliana que, como un panóptico, divisa toda la ciudad desde las alturas. El periódico, órgano del Partido Socialista Italiano, y que había sido dirigido hasta 1914 por Benito Mussolini. Los principales blancos de su crítica eran el catolicismo, la “idea territorial” del nacionalismo, el Estado y la censura. Como el joven Marx, Gramsci escribió algunas de las denuncias más elocuentes de la censura que conoce la tradición marxista. Escribía: "El estado realiza siempre una penalización de ideas", “el censor de costumbres no existe. Sí existe el de las ideas. Único bien que deba ser limitado: las ideas. Única riqueza que deba ser secuestrada: las ideas”. Ya sabemos que la pelea que tenemos son con los "espíritus del aire" y estos se reconocen en las "ideas". Curioso el comentario acertado del portavoz del enemigo.
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