Empaquetamiento de Esferas
Sir Walter Raleigh (1554-1618), aventurero y escritor inglés, fue un
personaje singular, que participó en expediciones de piratería contra las
posesiones españolas, fundó la primera colonia inglesa en Norteamérica, luchó
contra la Armada Invencible española y buscó, infructuosamente, la fuente de la
juventud en la legendaria ciudad de El Dorado.
W. Raleigh
En el año 1585, en una expedición que partió del puerto de Plymouth rumbo a Virginia, con el objetivo de establecer allí esa primera colonia británica. Sir Walter Raleigh acuciado por la falta de espacio en el barco, preguntó a su ayudante, el matemático y astrónomo Thomas Harriot, si conocía algún método sencillo para calcular cuántas balas de cañón se pueden apilar en la cubierta de un barco.
Thomas Harriot
La pregunta, en términos matemáticos sería: ¿Cuál es
el empaquetamiento más denso posible para un conjunto de esferas?.
Harriot fue incapaz de encontrar una respuesta matemática y pasó la
consulta al gran astrónomo alemán Johannes Kepler. Kepler, en 1611, le
contestó, pero no en forma matemática, sino afirmando que al igual que los
fruteros colocan sus frutas, la sabiduría centenaria indicaba que el sistema
más adecuado era el del apilamiento en forma de pirámide, declarando que esta
técnica de empaquetamiento era la más prieta, y ninguna otra forma de apilar
perdigones en un contenedor permite empaquetar más. Esta afirmación acabó por
ser conocida como la conjetura de Kepler, también conocida como empaquetamiento
cúbico centrado en las caras.
J. Kepler
C. F. Gauss
A este tema le dedicaron
tiempo y reflexión el matemático Carl Friedrich Gauss, Laszlo Toth y más
recientemente Thomas Hales.
el matemático húngaro László Fejes
Tóth introdujo una novedad importante al dividir el volumen que
ocupaba una distribución de esferas en las llamadas celdas de Voronoi. Es
decir, le asignó a cada esfera de la distribución una región del espacio
formada por los puntos que están más cerca del centro de esa esfera que de
ninguna otra. Por ejemplo, en el caso de la red cúbica centrada, la celda de
Voronoi resultó ser un dodecaedro rómbico.
Thomas Hales, matemático de la Universidad de Pittsburgh, tras recurrir
a potentes ordenadores y programas informáticos, anunció a sus colegas que
tenía la prueba de la conjetura propuesta en 1611 por el astrónomo Johannes
Keppler sobre el empaquetamiento de esferas.
T. Hales
Este problema, tiene una apariencia
simple, pero ha derrotado los esfuerzos de los matemáticos durante casi cuatro
siglos. La conjetura de Kepler era ya a comienzos del siglo XX lo
suficientemente importante como para que David Hilbert la incluyera en su lista
de los 23 grandes problemas por resolver.
Consideraciones sobre la estructura geométrica y la cualidad de sus
números.
En el empaquetamiento se
esferas nos permite deducir sus implicaciones desde el punto de vista del
simbolismo geométrico.
Así podemos corroborar que a una esfera le pueden rodear, como máximo, solo
doce esferas tangentes a la misma. Este empaquetamiento, como hemos analizado,
tiene la cualidad de ser el más perfecto desde el punto de vista geométrico. A
su vez estas doce esferas tangentes a la esfera central son tangentes a una
esfera que las circunscribe y que tiene un radio tres veces mayor.
Podemos suponer que esta estructura física y geométrica, está apoyada
la composición sagrada de la Iglesia fundada sobre Jesucristo y sus doce
apóstoles.
Encontramos una semejanza
en la tradición hebrea, pues dice que la palabra "amor" se dice
Ahabah y la palabra para uno se dice "Ehad". Es reconocido que el valor numérico de
Ahabah, tanto como de Ehad es 13. De tal manera que y si sumamos los valores de estas dos palabras que definen a
Dios como Único y como Amor nos resultará el número 26 que
corresponde al valor numérico de Jehovah.
corresponde al valor numérico de Jehovah.
Si observamos las operaciones que aparecen en el dibujo podemos ver que
el espacio entre la esfera central y la esfera que circunscribe a las doce
tangentes a esta, responde al valor de 26 si tomamos como unidad de medida el volumen
de la central.
Se podría decir que Cristo corresponde a la esfera central, que toma
contacto con doce esferas y estas doce a su vez toman contacto con otra que las
circunscribe, y que tiene un radio tres veces mayor.
En los comentarios sobre el "Cantar de los Cantares",
traducido por Mario Satz, este comenta que la palabra racimo o
"eskhol" estaba relacionada con la idea fraternidad y la fidelidad
del grupo, además de significar "fuego de la totalidad".
Es decir, una pluralidad que necesita ser estrujada para devenir uno.
De
alguna manera el racimo geométrico más perfecto que rodea a la "uva" o
esfera central es el formado por las que la circunscriben.
alguna manera el racimo geométrico más perfecto que rodea a la "uva" o
esfera central es el formado por las que la circunscriben.
Si continuamos añadiendo esferas a estas 12, conservando el orden y
permitiendo que mantengan la propiedad de tangencialidad a estas 12 esferas,
podemos comprobar que la tercera capa de esferas es la formada por 42 esferas.
Es curioso constatar esta propiedad geométrica del número 42
representado de diferentes formas en La Basílica del Pilar de Zaragoza, de
alguna manera tiene unas propiedades geométricas que lo hacen excepcional.
En el dibujo adjunto se puede ver una figura geométrica que cuantifica las 42 esferas de un empaquetamiento perfecto de las mismas
Otro comentario adicional es que el número 26, que corresponde al valor
numérico de Jehovah, tiene la propiedad única entre todos los números de estar
entre un número cúbico como el 27, que es tres al cubo, y un número cuadrado
como el 25, que es cinco al cuadrado. Este descubrimiento lo hizo Fermat, que
dijo textualmente.."El número 26 es un número único en todo el universo
matemático"
Para interpretar geométricamente la teoría kabalística de Isaac Luria,
este diagrama parece idóneo. Este autor introdujo un nuevo elemento a la
noción del Abismo con su nuevo desarrollo de la idea de tzimtzum o contracción.
Luria se preguntó cómo era posible para el Ain Sof, el Dios oculto, crear algo
desde la nada si no había ninguna nada para comenzar. Si el Ein Sof o el
infinito está en todas partes, entonces ¿cómo podemos ser distintos del Ain
Sof? Luria explicó que la creación fue solo posible porque una contracción en
el Ein Sof creó un vacío donde Dios no estaba, que el Ain Sof eligió limitarse
a sí mismo por un repliegue, y esto manifestó que el principio de limitación
propia era un precursor necesario de la creación. No sólo explicó esto por qué
la Creación está separada del Dios oculto, sino que enfatizó que el principio
de limitación era inherente en la creación desde el comienzo.