El hombre feliz es más raro
que un cuervo blanco.
(Juvenal Decimus Iunius)
Un cuento vasco de
procedencia bíblica narra cómo Dios hizo negro al cuervo, quitándole su
blancura, por no haber regresado al arca de Noé. Ahora bien, algunas veces, de
nuevo, lo vemos conferir su color de origen al pajarraco.
El cuervo blanco,
representa un caso de
leucismo, indicado
frecuentemente por error como "albinismo", que suelen darse en la
naturaleza, poco frecuentes, pero tan interesantes por lo que conllevan de
leyenda, misticismo y poderes mágicos que se les ha venido atribuyendo desde
las culturas más primigenias, así como, por su gran importancia e influencia en
el mundo religioso y tradicional de tantos pueblos primitivos y actuales.
Un cuervo Blanco posado en un Gyngko Biloba
Esto me recuerda la aparición de un cuervo de color blanco en el
término municipal de Puertomingalvo (Teruel). Esta “rara avis” fue vista en las cercanias del río
Linares, durante unas ceremonias
tradicionales de la “Native American Church”. La relación de España con esta
tradición se comprometió en
México, durante los intercambios culturales que se desarrollaron en la celebración
del quinto centenario del descubrimiento de América. En uno de estos symposium
fueron invitado a celebrar ceremonias tradicionales en España para restablecer
las buenas relaciones.
Tekpankalli un "chamán" nativoamericano proveniente de la
tradición Lakota pero de origen Purepecha, aceptó la invitación y acudió a la cita.
La primera ceremonia de la Pipa, el Inipi, Medicina y la Búsqueda de
Visión que se realizaron en España, fue en Moratalla, Murcia, en el año noventa
y tres, al siguiente año se realizó en Navarrés, Valencia, en los años
sucesivos, se fueron realizando en el Maestrazgo de Teruel. Este lugar se
estableció como preferente debido a que en la primera ceremonia realizada en el
"Molino Viejo" a orillas del rio Linares, cerca de Puertomingalvo,
apareció ese cuervo blanco del que hemos escrito. Los animales blancos son considerados
sagrados por la tradición de los indios esteparios, por lo que fue considerado
un buen augurio, de tal forma que en lo sucesivo, allí se repitieron los encuentros.
Los oglalas remontan el origen de sus rituales mayores a la Doncella Bisonte Blanca. Ella trajo la
pipa sagrada a la tribu. Como tal, era representante de la «gente bisonte». En
verdad, sólo de uno de los siete ritos centrales de los oglalas, además de los
ritos de la pipa, se decía que fueron revelados directamente por esa Heroína
Cultural. No obstante, ella predijo y confirmó la aparición sucesiva del resto
de los ritos que se recibirían a través de la experiencia individual de la
visión.
«La ceremonia de Custodia del Espíritu», el primero de los siete ritos
oglalas, se inspiró en el advenimiento de la Doncella Búfala Blanca. Todo se
hizo conforme a sus instrucciones. En este rito, era de la mayor importancia
la presencia de un manto de bisonte blanco. «Este manto significaba que el
espíritu que se custodiaba era puro, y que todos los artículos relacionados con
él habían sido purificados».
La asociación de estas raras pieles blancas con la Mujer Búfala Blanca
es evidente. Como hemos dicho el color blanco tiene generalmente la connotación
de consagración. En apoyo de estas asociaciones vinculantes está el hecho de
que «el bisonte blanco es raro y suele permanecer en el centro de la manada».
Ello hace difícil aproximársele, y por lo tanto se le considera el jefe o el
animal sagrado de la manada.
Hace unos años, en un periódico,
apareció la noticia de que el cuervo blanco fue encontrado muerto. Este fue posteriormente disecado y
guardado en el ayuntamiento de Puertomingalvo.
Este color blanco puro e higiénico todo color se refleja y de alguna
manera nebulosa y sutil, como una segunda piel, nos cubre, extendiendo una
acción dominante de luz sobre las áreas de sombra. Me recuerda la
blanca certeza que descubría Melville persiguiendo al monstruo blanco Moby
Dick: «Sucede que en su esencia la blancura no es tanto un color como la
ausencia visible del color y, al mismo tiempo, la fusión de todos los colores:
se produce esto, que es una vacuidad muda tal y tan llena de significado en un
vasto paisaje de nieves, un ateísmo incoloro de todos los colores que nos hace
estremecer. Y cuando consideramos esa otra teoría de los filósofos naturales,
que todas las otras tintas terrenas... serían solamente astutos engaños no
connaturalizados con la verdad de las sustancias sino sólo superpuestos desde
el exterior, de modo que la divina Naturaleza se pintaría sólo como la
prostituta cuyos encantos no recubren sino un íntimo sepulcro (...) y pensamos
que el místico cosmético, el gran principio de la luz, que produce cada uno de
sus colores, permanece en sí mismo siempre blanco e incoloro.»
De la misma manera, también Rabelais en Gargantúa, comentaba la hipnoticidad
del blanco: el león que con su rugido espanta a todos los animales de la
tierra, teme y muestra respeto sólo por el gallo blanco.
El color blanco de la
vestidura del Papa nos recuerda la primacía de este color sobre el color del destino clerical o guerrero del
negro y del rojo, marcado por la novela de Stendhal.