viernes, 12 de noviembre de 2010

La Sagrada Familia de Gaudí



 La era del vacío, que caracteriza a nuestra reciente inaugurada época posmoderna, ha reducido lo cultural a un plano de superficie; por eso, descubrir un arte como el de Gaudí, significa, cuando menos, un contraste alentador. En la Sagrada Familia todos pueden ver el sentido más profundo de lo inefable. Estas obras son desdeñadas e incomprendidas por los afanes superindustrializados de este nuevo paleolítico modernista, que no reconoce sinceramente el derecho de los pueblos a sus ritos y religiones.




La Iglesia, por su sola belleza, actúa enseñando que Dios es belleza. La Basílica como la montaña y la cueva tiene su atmósfera, su aroma, su luz, su penumbra, sus sombras. Parece un mundo transfigurado y su luz es más radiante que la del mundo real, y sus sombras más misteriosas... El hombre, tras la sacralización del templo, puede recuperar allí el sentimiento de unidad de su naturaleza.




Así bendecida la Basílica es objetivamente conforme a su Prototipo, donde alma del contemplativo es allí, iluminada por el don de la Inteligencia que permite romper los límites del mental y escapar a la vez al racionalismo y al sentimentalismo. De alguna manera hace referencia a los medios capaces de relacionar a lo humano con lo divino o eminente a través de una senda interior. La belleza de este templo inacabado nos recuerda las palabras que dijo Benedicto XVI: “juntos mostrar al mundo el rostro de Dios” como Gaudí. “Ésta es la gran tarea, mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia”.


También ha dicho: Debemos “superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza”.




Esta obra de Gaudí, llamado “el Dante de la arquitectura”, por el nuncio del Vaticano, Francesco Ragonesi en su visita al templo en el año 1915, representa esa tendencia de regreso a conectar al ser humano con su origen primero.


Esta separación entre el tiempo y la eternidad que se debe superar, es decir “por encima”, en palabras del Papa, lo podemos ver representado en la foto adjunta. Aquí el contraste entre la Basílica obscura por fuera y llena de luz inmaterial por dentro y la torre Agbar caracterizada por su forma fálica y su iluminación exterior y nocturna mediante los más de 4.500 dispositivos luminosos, que posibilita la generación de imágenes luminosas en la totalidad de su fachada, creando un efecto fantasmagórico e impactante.





Gaudí murió atropellado por un tranvía y puede ser que el destino de su obra corra la misma suerte.  Ahora existe el temor muy fundado por parte de los ingenieros de que al pasar el AVE tan cerca de la Sagrada Familia, ésta se venga abajo.
El edificio de la Sagrada Familia es inestable a los movimientos del terreno.
¿Por qué no se perfora ese tremendo agujero a 10, 20 ó 30 metros más distante de la construcción de Gaudí?
Esta actuación no deja de suscitar suspicacias porque durante los años de la guerra civil quisieron destruir  el templo por parte de gente del gobierno. En ese intento se estropeó parte y se perdieron documentos valiosos de Gaudí.

  

1 comentario:

  1. Pues efectivamente, parece intencionado el hacer pasar el ave por debajo del templo.

    Me que tienes un blog bien elaborado y documentado.

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