domingo, 30 de marzo de 2014

Santa Matilda y los ríos Leteo y Eunoe en La Divina Comedia.



En la Divina Comedia de Dante, en el final del Purgatorio, el Ángel se aparece y les recuerda que sólo los puros de corazón verán a Dios, y les informa que más no se puede avanzar sino pasando primero por el fuego. Pasa Dante la prueba del fuego e inicia el ingreso al paraíso terrenal. Dante tiene un sueño simbólico en el que intervienen Lia y Raquel, símbolos de la vida virtuosa y de la contemplación. Dante se despierta y junto a Estacio y Virgilio ascienden los últimos tramos.



En la entrada del Paraíso terrestre, Virgilio debe separarse del poeta luego de haberlo proclamado ya poseedor de su libre, recto y sano arbitrio. Como guía en esta parte Dante tendrá al poeta latino Estacio, quien lo conducirá al jardín celeste, donde lo acogerá Santa Matilda, quien es una anticipación de la aparición de Beatriz. Las almas del Purgatorio ya están salvadas, pero antes de llegar al Paraíso, para expiar sus pecados deben subir la montaña como hacían en los tiempos de Dante los peregrinos que se dirigían hacia Roma o Santiago de Compostela para hacer penitencia. Dante se interna en el Edén, hasta un arroyo que interrumpe su camino.


 En la ribera opuesta aparece Matilde y le explica a Dante que el origen del rumoroso son que inunda el jardín y que ése espíritu difundido fecunda el jardín de variedad de plantas. Le explica también el origen de los dos ríos del Edén: el Lete y el Eunoe. Finalmente indica que éste es el Parnaso cantado por los poetas, que aquí es siempre primavera y aquí se bebe el néctar del que todos hablan.
Sobre esos dos ríos se dice que las aguas del Leteo hacen olvidar los males cometidos, y las del Eunoe, hacen recordar los bienes realizados. Así antes de entrar en el Paraíso el alma bebe de los dos ríos. De esa forma el hombre se purifica: El mal es perecedero y el bien es inmortal.


“Hágase tu voluntad”


  Sor Natalia Magdolna, nació en 1901 cerca de Pozsony, en la actual Eslovaquia. Su vida está llena de acontecimientos históricos y políticos ya que vivió casi todo este siglo. Murió el 24 de abril de 1992, en olor de santidad.
Desde temprana edad percibió claramente su vocación religiosa y a los diecisiete años entró al convento de Pozsony, posteriormente vivió en los conventos de Budapest y Keeskemet.



En Hungría empezó a tener locuciones interiores y visiones sobre el destino de Hungría y del mundo, aunque ya de niña había tenido fuertes experiencias místicas. Aquí una de ellas:


Yo pensaba en mis faltas y cómo podría corregirlas, cuando oí que Jesús me dijo:
–Si tú no tuvieras faltas, Yo te las daría. Lo importante es que tú Me ames siempre. Si tú Me amas, Yo no veré ni me fijaré en tus faltas y pecados. El amor me ciega. Tú siempre estarás imperfecta. ¡Si Yo esperara hasta que tú te limpiaras, Yo nunca podría amarte!

“Hágase tu voluntad”

–Tú no debes querer nada, ni vivir ni morir. Porque cuando tú deseas algo, esto no me permite hacer mi voluntad en ti. ¡No! Ni siquiera tú debes querer ser una santa. Porque si tú quieres la santidad, tú no la puedes alcanzar al grado en que Yo puedo concedértela. Si tú no quieres nada, entonces mi voluntad obra en ti completamente, porque Yo mismo soy la perfección y la santidad en ti. Puesto que tú eres imperfecta y miserable creatura, tú no eres capaz de querer algo que sea realmente perfecto, noble y santo. Es por esto que tú debes dejarme a Mí que quiera en ti todas las cosas. Por eso di con frecuencia: “Hágase tu voluntad”. Yo, el Hombre-Dios, hago lo mismo aún ahora.
Jesús entonces me enseñó a no pensar en cómo convertirme a mí misma con mi propio esfuerzo. El esfuerzo humano ata sus manos, pone límites a su libertad. Si Satanás ve que no puede obtener un alma, para hacerlo usa su última arma: empieza a incitar en el alma el deseo de un mayor grado de santidad. Con esto el alma empieza a concentrarse en sí misma y no en Dios.
Si yo sé que estoy en estado de gracia pero todavía me atormenta el pensamiento de mis pecados pasados, yo debo decir: “¡Aléjate, Satanás! Ya sé que yo no soy nada, pero Jesús me ama como soy”. Nosotros debemos correr a Jesús y pensar solamente en Él.



miércoles, 12 de marzo de 2014

El estrabismo de la diosa Venus


                       Existen testimonios a favor del estrabismo de la diosa Venus,
 la diosa latina del Amor y la Belleza. Varios autores califican de estrábica a esta popular diosa del Olimpo. Los antiguos clásicos griegos y latinos como Marco Terencio Varrón, Ovidio, Petronio y Aurelius Augustinus, junto a otros de autores más modernos.  


 El primer autor que alude al estrabismo de Venus, es el gran enciclopedista latino Marco Terencio Varrón (116-27 a.J.C.), de magníficas dotes como escritor, filósofo, militar, jurista, político, historiador, linguista, biógrafo, crítico literario y botánico ...
Este ilustre personaje escribió en «Priscianus» lo siguiente:
... «¿No decía yo que esto viene a propósito de Venus bizca?».
Un segundo autor es Publio Ovidio Nasón (43 a.J.C.-17 d.J.C.),
cuyo sobrenombre equivale al actual «narizotas». Este célebre poeta
romano, en el Libro II, 659, de su «Ars Amandi», escribió
unos párrafos donde aconseja disimular los defectos físicos de la mujer: «sobre todo, dejad de reprochar a vuestras amadas sus defectos; disimularlos, les fue útil  a  muchos». ... «Se pueden aminorar los defectos, dándoles otro nombre: llamarás morena a la que –por su raza– sea más negra que la pez de Iliria; si es bizca, le dirás parecida a Venus; si es de ojos grisáceos, parecida a Minerva».


Un tercer clásico que recoge en su obra la bizquera de Venus es el latino Cayo Petronio (?-66 d.J.C.), probablemente el famoso «Árbitro de la Elegancia» de la época de Nerón, a quien la crítica moderna identifica como autor del «Satiricon».  
Igual que los Visigodos en su «Fuero Juzgo», Dante en su «Divina Comedia», Casanova en sus «Memorias», o los más viejos y clásicos refraneros castellanos, Petronio alude al Estrabismo de forma peyorativa y resalta su aspecto ridículo; ello demuestra inequívocamente que la bizquera, como defecto físico no pasó desapercibida ni en los tiempos más remotos.


Petronio habla del Estrabismo, y cita la bizquera de Venus cuando un patricio –llamado Habinas– describe así a uno de sus esclavos: ... «No tiene más que dos defectillos, y es lástima; que si no, sería perfecto. Está circuncidado y ronca como un cerdo.
A decir verdad, es también algo bizco, pero eso no es nada. Así miraba Venus. Y por ese supuesto defecto en la vista, no me costó más que trescientos dineros».
Con lo que, tras confirmar el estrabismo de Venus y decir que lo de la bizquera no era nada, al final resulta que el esclavo había salido barato, precisamente por su defecto visual. Y esto sucedía en el S. I. de nuestra Era. Y es que, desde siempre, la minusvalía física del estrábico ha sido tenida muy en cuenta.


 Por cierto que Petronio hace alguna otra alusión satírica acerca de los estrábicos, como ésta que nos llamó mucho la atención, ya que los relaciona con un signo del Zodíaco: tras decir que Leo hace nacer a los tragones y personas dominantes, Virgo a los hombres afeminados, cobardes y dispuestos a la esclavitud, Libra a los carniceros, perfumistas y vendedores al peso, Escorpio a los asesinos y envenenadores, etc..., surge Sagitario, que hace nacer ... «a los bizcos, que parece que miran al plato y miran a las tajadas»...


No obstante, desde Petronio habrán de pasar bastantes siglos hasta que los Oftalmólogos valoren debidamente las consecuencias sensoriales del Estrabismo y tomen en serio el tratamiento de las ambliopías estrábicas y la recuperación funcional de una binocularidad perdida o alterada. Pero reconozcamos que, aún hoy, al bizco y a su familia les sigue preocupando ante todo la fealdad que supone un ojo torcido, con las implicaciones psicológicas y sociales que conlleva; después, en todo caso, la Ambliopía; y finalmente, muy en último lugar, las alteraciones de su Vision Binocular.