Existen testimonios a favor del estrabismo
de la diosa Venus,
la diosa latina del Amor y la Belleza. Varios
autores califican de estrábica a esta popular diosa del Olimpo. Los antiguos
clásicos griegos y latinos como Marco Terencio Varrón, Ovidio, Petronio y
Aurelius Augustinus, junto a otros de autores más modernos.
El primer autor que alude al estrabismo
de Venus, es el gran enciclopedista latino Marco Terencio Varrón (116-27
a.J.C.), de magníficas dotes como escritor, filósofo, militar, jurista, político,
historiador, linguista, biógrafo, crítico literario y botánico ...
Este
ilustre personaje escribió en «Priscianus» lo siguiente:
...
«¿No decía yo que esto viene a propósito de Venus bizca?».
Un
segundo autor es Publio Ovidio Nasón (43 a.J.C.-17 d.J.C.),
cuyo
sobrenombre equivale al actual «narizotas». Este célebre poeta
romano,
en el Libro II, 659, de su «Ars Amandi», escribió
unos
párrafos donde aconseja disimular los defectos físicos de la mujer: «sobre todo,
dejad de reprochar a vuestras amadas sus defectos; disimularlos, les fue
útil a muchos». ... «Se pueden aminorar los defectos, dándoles otro
nombre: llamarás morena a la que –por su raza– sea más negra que la pez de
Iliria; si es bizca, le dirás parecida a Venus; si es de ojos grisáceos, parecida
a Minerva».
Un
tercer clásico que recoge en su obra la bizquera de Venus es el latino Cayo
Petronio (?-66 d.J.C.), probablemente el famoso «Árbitro de la Elegancia» de la
época de Nerón, a quien la crítica moderna identifica como autor del «Satiricon».
Igual
que los Visigodos en su «Fuero Juzgo», Dante en su «Divina Comedia», Casanova
en sus «Memorias», o los más viejos y clásicos refraneros castellanos, Petronio
alude al Estrabismo de forma peyorativa y resalta su aspecto ridículo; ello
demuestra inequívocamente que la bizquera, como defecto físico no pasó
desapercibida ni en los tiempos más remotos.
Petronio
habla del Estrabismo, y cita la bizquera de Venus cuando un patricio –llamado Habinas–
describe así a uno de sus esclavos: ... «No tiene más que dos defectillos, y es
lástima; que si no, sería perfecto. Está circuncidado y ronca como un cerdo.
A
decir verdad, es también algo bizco, pero eso no es nada. Así miraba Venus. Y
por ese supuesto defecto en la vista, no me costó más que trescientos dineros».
Con
lo que, tras confirmar el estrabismo de Venus y decir que lo de la bizquera no era
nada, al final resulta que el esclavo había salido barato, precisamente por su
defecto visual. Y esto sucedía en el S. I. de nuestra Era. Y es que, desde
siempre, la minusvalía física del estrábico ha sido tenida muy en cuenta.
Por cierto que Petronio hace alguna otra
alusión satírica acerca de los estrábicos, como ésta que nos llamó mucho la
atención, ya que los relaciona con un signo del Zodíaco: tras decir que Leo
hace nacer a los tragones y personas dominantes, Virgo a los hombres afeminados,
cobardes y dispuestos a la esclavitud, Libra a los carniceros, perfumistas y
vendedores al peso, Escorpio a los asesinos y envenenadores, etc..., surge
Sagitario, que hace nacer ... «a los bizcos, que parece que miran al plato y
miran a las tajadas»...
No
obstante, desde Petronio habrán de pasar bastantes siglos hasta que los
Oftalmólogos valoren debidamente las consecuencias sensoriales del Estrabismo y
tomen en serio el tratamiento de las ambliopías estrábicas y la recuperación
funcional de una binocularidad perdida o alterada. Pero reconozcamos que, aún
hoy, al bizco y a su familia les sigue preocupando ante todo la fealdad que
supone un ojo torcido, con las implicaciones psicológicas
y sociales que conlleva; después, en todo caso, la Ambliopía; y finalmente, muy
en último lugar, las alteraciones de su Vision Binocular.